Un corte de pelo a la inglesa
breve
y con sonido, chas-chas-chas-chas
de unas tijeras
para cuando se cruzan las hojas
y los pelos se siegan.
Suena en este poema
la voz del peluquero,
alguien se entera
que las barbas se rasuran
y se estira la piel
y si la toalla se moja
y sobre la cara caer se deja
se ve en ella
la impronta seria
de quien se somete a algo más
de lo que la vida con nosotros juega.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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