Adiós y buenas
y si me tengo que ir a otra parte,
solo pido papel y lápiz,
paciencia la de un santo
y un cuenco de agua
de la cual beber y refrescarme.
Con esta penitencia
cualquiera no puede,
halagar la vida
del que poeta se siente
y por aquí acaricia libros
que al abrirse en ellos se descubre:
desde Góngora a Anacreonte,
y lo digo y nadie se lo cree. Sólo esto último vale.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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