A la noche no pedirle sacrificios,
es ella la que se adorna de oscuridades
y sale todos los días al encuentro
de los poetas que viven en ella
las mejores de las horas
escribiendo esos poemas
que brotan de lo más profundo del alma
para ser ellos la viva imagen del deseo,
todo lo pueden los versos,
se llenan de amargura, se llenan de amor
y de besos, de tragedias y desdichas
de fuertes enamoramientos
y volvemos al cauce de lo normal,
ya frío el entendimiento
y el agua del mar corriendo
entre labios que saborean el nacimiento
del amor compartido,
testigo la luna de ello,
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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