Avecillas vuelan
o golondrinas o vencejos
o rapaces que se vuelven
gavilanes
oteando
desde el altillo de un cerro.
Un castillo a lo lejos,
con sus almenas
y cementerio,
torre sin campanas
e iglesia
que lanza sus cánticos al cielo,
se sube por un camino que lleva
entre matas de romeros,
cerros blancos,
minas de cal, con granito floreciendo
por allí donde los picos se rompen
y suenan las voces de los arrieros
llamando a rancho
en el tajo, cerca de un barbecho,
la galera haciendo sombra,
por allí los galgos
y las zocatas y hoces
y los toneletes de agua
con quitarse de encima
las pavisas que trae el viento.
Extremada belleza
de quienes tientan sus deseos
solo quieren ser
en la historia de los pueblos
hijos que se baten
con la pobreza de todos los tiempos.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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