Oigo más que un grito
lo que parece ser un eco prolongado
que me lleva
a esos confines de la calle
donde todo está permitido
y donde no hay otra ley que no sea
la del que más vocea y grita.
Frenéticos gritos invaden los espacios
a las 5 horas de la madrugada
ante la pasividad de los agentes de la ley
más preocupados en su quehacer diario
por imponer multas de tráfico
que por mantener la tranquilidad
a esas horas en que todos deberíamos dormir.
Ese griterío descomunal
que sube desde la calle
hasta los áticos de los edificios
es a lo visto
de hijos e hijas de la noche
que como si estuvieran poseídos
por algún demonio o anticristo
o por algún producto químico
de esta era de la modernidad
lanzan a la calle su euforia descontrolada
transformada en gritos y más gritos
sin ningún tipo de sentido.
Desde esta lejanía se mezclan
los ecos de las palabras malsonantes
y embriagadas de alcohol
con una fina lluvia
con una fina lluvia
que viene a caer en esos momentos
en que la madrugada agradecida
se muestra disimuladamente fresca.
Quiero entender alguna de las palabras
que me llegan hasta la cabecera de mi cama
desde la cercana sala de fiestas
donde a estas horas de la mañana
como si fueran manadas de animales
salen los jóvenes a la búsqueda
de una jungla de edificios
en los que guarnecerse y encontrar cobijo
hasta el nuevo imperio de la noche
en que otra vez todos juntos
volverán a salir de sus madrigueras
para protagonizar el mismo ritual de iniciación.
Hay sonidos de todos los tipos
paletares, velares, nasales, glotales, dentales
y paremos de contar,
desde los que parecen provenir de lamentos
que se deben corresponder
con algún rechazo amoroso,
hasta aullidos de celos
proveniente de machos posesivos
que lanzan al cielo su forma de demostrar
que se encuentran dispuestos
para poseer a alguna hembra en trance.
Pero bien analizados los sonidos más reincidentes
son los inexpresivos es decir
aquellos que surgen como consecuencia del cansancio
y del caos cerebral.
Son estos sonidos poco atrayentes
los que despiertan a uno
y le hacen preguntarse
¿que animales salvajes serán esos
que se han escapado de alguna jaula de circo?
José Vte. Navarro Rubio
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