Solo es posible lo que toco,
lo que descubro con mis sentidos,
como ese olor a rosas
de aquella alameda que crecía junto al camino.
Que difícil es abolir los recuerdos,
más difícil lo fue la pena de muerte
y se ha conseguido,
es por ello que me siento reo,
condenado a cada perpetua
y aunque solo la eternidad nos trasmite
respeto y miedos reprimidos
yo creo ver,
en medio de esos campos abiertos,
manantiales de esperanzas
que como si fueran ríos de aguas crecidas
se desbordan y traen vida con sus fértiles limos.
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