En el barrio de Malasaña,
Chueca, La Gran Vía,
jubón relleno de fados
en una pensión abierta
a una ciudad que la mira
como si fuera una avispa
en un charco
de agua nacida,
así es la vida,
boca abajo
y boca arriba
de un sembrado de trigo
con sus respectivas espigas.
En este ambiente
poco dado
al arte de la poesía
crecería
y se haría hombre
de siniestra figura
quien en la calle de Alcalá
vendría a ser conocido
por sus persistes y locuaces
pedidas de ayuda.
Buscarini haría
de "El hombre de las gafas negras"
una de sus primeras aventuras
y entre "Cantares"
crecería
en una vida de "Ensueño"
que le llevaría
a un "Cancionero del Arroyo"
con sombras incluidas
donde libélulas
con alas brillantes
como el sol
que en las peñas se destila
se reirían
de esa ingenuidad
tan propia de los maestros
llenos de "Romanticismo"
de la literatura
cuando escriben "Poemas sin nombre"
como quien comulga en misa
entre "Rosas negras"
y la figura
de una "Dolorosa errante"
que va en busca de su hijo
hasta su sepultura.
"Por el amor de Dios"
y la vanidad infinita
de quienes se sienten dueños de la vida
"Con la cruz a cuestas",
cruel castigo
para quien nada tenía,
muere el hijo de Dios
en el "eje sublime de su vida"
en el calvario de "Las rosas eternas"
y de él
en una "Cruzada romántica"
se escribiría
con "Prosa de exaltación de amor"
su adorable vida.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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