POESIA: BUSCARINI: DIARIO DE UN VIAJE EN UN TREN

 
         
 

              I

He montado en un tren
con destino 
a la frontera
de aquello que mi mente intuye
como parte
del ecosistema
del cual soy
un elemento más
con derecho a vivir una vida plena
de soles y lunas,
de miserias y alegrias
gritando: Feliz nochebuena .

         II

De metal los raíles
y las ruedas
el tren pita
y entre llanuras, montañas,
túneles y curvas
tan cerradas como una circunferencia
mi mente construye poemas
que hablan de un pueblo con nieves en sus arterias.

         III

De mayor quiero ser poeta
y hacer de mi madre una princesa
y de mi padre,
del cual desconozco todo
pues mi madre sello su alma
y no me quiere contar sus penas,
lo poco que se
no sirve para llenar
ni al caso -aunque así viniera-
la palabra más pequeña.

         IV

¿Madrid?

¿Que tendrá Madrid
que mi madre allí me lleva?

Vamos los dos
sin más historias ni ocurrencias
a labrarnos un futuro
que en mi pueblo de procedencia
no huele ni se siente
-dos cerraduras tiene nuestra casa-
tocar a nuestra puerta.

           V

Miro a mi madre
que reposa su cabeza
sobre la ventana
del compartimento desde el cual
escribo este diario
en forma de poema
y mi madre me da pena
por ser madre,
por no tener a quien la quiera.
Solo la fría mirada
de este ser que rompió aguas
con un machete
de cortar remolacha azucarera
y esa maleta
en la que se guardan mis primeras letras
y una carta que lleva escrito:
Atiéndalos usted
como se merecen
pues son gentes buenas.

           VI

No se porque a mi edad
y con tantas carencias
como el pan sin levadura
que rompe hasta las muelas
yo soy el protagonista de este relato
que se hilvana con aguja de acero
e hilo de seda
para colgar como un murciélago
boca abajo
en señal de respeto y de obediencia.

            VII

¿Madre si tu supieras
lo que pasa por mi mente
enferma por la carencia
de besos de un padre
a la hora de ir a dormir la siesta?

No son historias de amor,
es tristeza
de todos los lugares llegados hasta mi cabeza
para anidar
y gestar sus crías
en ese remolino
que se aprecia
allí donde el cocote
vierte sus vistas
sobre la trasera.

           VIII

¿Madre y si me fuera
y te dejara aquí sola
en tu creencia
de que este hijo te ayudará
a comerte el mundo
y te ayudará en tu decadencia?

          IX

Madre algo me dice
que en mi anidan dos seres
con diferente procedencia.
Uno es el que se siente siervo de la gleba
y el otro
más astuto
e incitador a la violencia
me ordena
que coja papel y lápiz
y escriba con grandes letras:
acuérdome de ti y entonces digo:
"esa eres tú"

          X

Pasa el revisor
luciendo gorro y estrellas
y una pipa que despide
tanto humo
como la chimenea
de esa locomotora
con más caballos
que todos los que corren
por las montañas Astures
desde la época
del primer Cesar.

      XI

Despierta mi madre
y mira
hacia allí donde yo la observo
con tan poca delicadeza
y me viene sus sonrisa externa
y su gran melancolía interna
en forma de aullido
lanzado por un coyote en la pradera.

      XII

El tren pita
y las ruedas se desesperan
de ser sobre la vía
el único elemento
que da velocidad y fuerza
a esos vagones
que contra viento y marea
nos lleva
pidiéndonos a cuenta
que disfrutemos del viaje
pues el final esta cerca.

Autor: José Vte. Navarro Rubio