Aunque la tarde no sea limpia
como los campos de trigo
cuando llega la primavera.
Aunque todo lo que veo
me llena de tristeza
en esos momentos de salir a la calle
para respirar el aire nuevo
que en mis pulmones entra.
Aunque todo eso que tanto me molesta
forme parte de nuestro ligero equipaje
de seres humanos sobre la tierra,
a uno le queda
la esperanza de despertar
y comprobar como también germinan
en días de borrascas y tristezas
las acciones buenas
que por muy pequeñas que sean
sirven, de eso doy fe cierta,
para subir los ánimos
de este pueblo que las está pasando tan negras.
Los tiempos pasados
ya no mueven
otra cosa que no sea
ríos de tinta azul y negra
sobre páginas de libros
que descansan como si estuvieran
muertos de pena
sobre las estanterías de las bibliotecas.
Un hombre camina y se acerca
y te dice que es poeta
y que allí
junto a un Ministerio de paredes altas y esbeltas
el vive
de lo que dan
en forma de limosnas
que le llegan
para seguir escribiendo
y alimentar su lengua
de nuevas palabras
con las que vender sus libros
cosechados en tiempos de buenas y malas cosechas
allí donde da su fruto la inteligencia
A Buscarini le temen
por su áspera lengua y persistencia
y llega a trancas y barrancas,
hace ya un siglo de esta tragedia,
hasta la capital de España
para gritar al mundo entero
que quiere ser poeta.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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