lunes, 15 de julio de 2013

POESÍA: AGUARDENTADOS DE PINAREJO

 

PRIMERA RECETA:

INGREDIENTES
- 7 vasos y 1/2 de aceite requemado
- 3 vasos llenos de aguardiente o anís seco
- 3 vasos de azucar
- 1 kg de Harina y un poco más por si queda poco compacto

*los vasos son de vino, de los de duralex, si no tenéis, yo lo he medido y cada vaso es = 120ml.

ELABORACIÓN

Precalentamos el horno al máximo y en modo turbo.

Ponemos en un bol que sea resistente al calor la harina, la colocamos como si fuera un volcán y vertemos en ella el aceite hirviendo para escaldarla.
 
Vamos mezclando muy bien, con ayuda de una cuchara de madera y continuación añadimos el resto de ingredientes en este orden: primero el aguardiente y después el azucar.
 
 Dejamos templar o enfriar.

A continuación vamos cogiendo porciones de la masa, chafamos, extendemos y vamos cortándo los aguardentados con los moldes que más nos gusten.

Untamos una bandeja de horno con aceite y vamos colocandolos. 
 
 Introducimos en el horno, que bajaremos a 200ºC, y dejaremos unos 20 minutos (el tiempo variará segun el grosor que le hayamos dado) o hasta que veamos que empiezan a dorarse por los bordes.
  
Sacamos y cuando aún están calientes espolvoreamos con azucar
 
SEGUNDA RECETA:
 
Ingredientes:
 
· Un vaso de aguardiente (anís, orujo, cazalla).
· 2 vasos de aceite de oliva.
· 600 g de harina más o menos.
· Azúcar para cobertura.
 

Bueno, ahora vamos
y en esto que siempre lo acertamos
a hacer aguardentados
como los preparaba la abuela
por aquellos años
en que nevaba en Pinarejo
y los mocos se congelaban
con solo salir a la calle y respirar de aquel viento helado
que bajaba del cielo
e iba llenando
desde las cuadras a las cámaras
sin recato.
 
Y ahora amiga
tu que en la cocina estas todo el año
y disfrutas al igual que yo cocinando
sin necesidad de hacer pareados
te voy a explicar 
como si fuera Garcilaso
en que consiste eso de hacer aguardentados.
 
Se llamaban así
por llevar como ingrediente sagrado aguardiente
de aquel que se fabricaba en Pinarejo
para cuando la uva se convertía en vino 
y se aprovechaba del grano todo hasta lo que se comen los pavos.
 
Los ingredientes son fáciles de recordar
pues no hay casa en ese pueblo tan amado
que en la alacena no tenga
aguardiente que no sepa a rayos,
aceite de oliva que no cure de todos los males menos del más malo
que es morir pobre, 
con los pantalones remendados
y dejar como herencia
una buena deuda a la familia que te ha estado cuidando,
harina de trigo
en el molino rematada a palos
y azúcar de caña de aquellas islas donde Fidel Castro es el amo
y dicho esto
por si acaso
ahora viene lo más bueno 
o malo
depende de lo que hagan en la Tele
y de como vaya el caso 
de ese Barcenas que tiene más dinero escondido en sacos
que los que mi padre guardaba en el pajar para criar el ganado.

Ahora vamos a mezclar el aceite con el aguardiente
y esto lo tenemos que hacer con cuidado
pues mancha que cae
no se quita con otra cosa que no sea remojando
el pantalón, camisa o zapatos en jabón bien curado.

Después viene
hay que ver
cuanto trabajo
echar la harina sobre los líquidos que hemos mezclado
pero claro 
muy poco a poco
y meneando
con cuchara de madera
como si estuviéramos jugando
y de esta forma amasamos y dejamos

Y ahora precalentamos
el horno a 180 grados
¡ojo con lo que hacemos
y luego no digamos
se me pegó al mando de la luz hasta la mano!

Hacemos bolitas del tamaño de una nuez
¡ojo, no de un garbanzo
pues de ser así nos saldrían en vez de aguardentados
petardos.

Se aplastan los guardentados con los dedos
y se van dejando
con sumo cuidado
sobre una bandeja de horno
y se hornean 20 minutos hasta que queden dorados

Tengo que decir que al aplastarlos
se les puede dar la forma que se quiera
por ejemplo corazones, rectángulos, o cuadrados.
 
Y no se olvide 
antes de que se enfríen rebozarlos
con azúcar
y de esta forma se acabó lo que comenzó en una tarde de calores que producen espanto.
 
El mejor aguardentados
es el que se come 
remojandolo en un vaso de vino tinto o blanco
antes de salir a cavar olivas
y ver como el asno 
a mordiscos persigue a su amo
desde la Plaza hasta más allá del "piazo" en que se segaba el trigo a mano.


Autor: José Vte. Navarro Rubio

 

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