Todo esto pasa
en una tarde larga
en que las horas
mientras descaradamente avanzan
caen del lado más débil
sin más aviso
que un ligero pitido
parecido a un pinchazo en el alma.
Por aquí en esta estancia
pasan chorros de voces
que los cristales de la ventanas
escupen contra las paredes.
Pasan las sombras
unas veces alargadas
y otras achatadas
y se oyen hablar a un loro
en una jaula,
su viejo huésped enamorado
de las mujeres de la casa.
Pasa una copa de whisky
y una historia interesante.
Los campos son los huéspedes
de los fríos espartanos
y de las incipientes nieves,
lejos quedan
las mareas altas
y los grandes caserones
en los que viven
quienes del mal tiempo
escapan.
Cuando la calma llega
y todo a la normalidad vuelve
el calor que sale de las brasas
de una chimenea
se convierten en el viejo cantar
de una melodía triste,
es algo parecido
a un misterio atrayente,
en que se busca algo
y solo aparecen sombras
siguiendo desde lejos el desenlace.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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