domingo, 11 de febrero de 2024

POESÍA: UN DÍA CON LOS CROMAÑONES

 De repente me veo en una cueva
convertido en un hombre de cromañón
 pintando un bisonte,
mientras miro el horizonte limpio
y dedico una oración al sol
por hacerme llegar la luz 
todos los días sin pedirme a cambio nada
que no sea soportable.

En la cueva
donde se está asando la pierna de un cabrito,
 una horda familiar
baila un ritmo ancestral
heredado de otros seres más antiguos.

La cueva esta en una de las laderas 
de un profundo precipicio,
hasta allí solo llegan las águilas y las aguiluchos,
y por un camino muy largo, estrecho 
y lleno de curvas, aquellos seres
tan dedicados 
a vivir una vida con muchos principios.

La caza y la pesca
forman parte de este preludio
de sabores a rosas de flores y a orujo
y con esta sintonía,
en esa cueva donde viven quienes
ahora son parte de una cata arqueología
en un museo dedicado a estos asuntos,
ascendemos en el orden social
y cambiamos de época hasta llegar 
a la época 
en la que importa un pepino,
lo que tiene que ver con la luna y el sol,
lo que es mal asunto
tirar una piedra,
para ver sobre la superficie de un río
como las ondas se expanden
y se crea un ambiente adecuado
para sentir el aroma de los buenos días
en contrapartida con aquello que perdimos.

Autor: José Vicente Navarro Rubio


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