Y se dice en el Quijote
que Dios quitó una costilla a Adán
y formó a Eva
de tal forma que cuando despertó
nuestro amigo de su sueño
dijo aquello de:
esta es carne de mi carne
y hueso de mis huesos (1)
Así se cumplió aquello
de la unión carnal
como fruto
de algo que nos ronda
por el perverso intelecto.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
(1): “¡Ésta es carne de mi carne y hueso de mis huesos!” (Gn 2:23)
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