Debe ser que los veranos son así,
muy tiernos y dulces,
como el agua de limón
que preparábamos
con su punto de canela,
rayaduras, azúcar morena,
y heladora manual
de aquellas de otras épocas.
Debe ser que el sol sale
para que exista vida sobre el Planeta Tierra
y debe ser que con la salida del sol
uno ya está en la calle
observando aquello que vale la pena.
Debe ser que tomo notas
con prontitud y ligereza,
sin cobrar desplazamientos
ni dietas,
mientras en una libreta apunto
aquello que es propio de un poeta:
Ya el tendero alza las persianas
y en el puesto se observan
melones y cerezas,
tomates y plátanos,
uva negra y fresas,
manzanas y detrás de la puerta
botellines de agua,
con gas metido a presión,
para que los eructos
sean de esos de poner a uno en cuarentena.
Ya el barman sirve unas cervezas,
con esa maestría propia
de quien sabe
que la espuma también está buena.
Ya el semáforo cambia a rojo,
sin ser zurdo ¡vaya ocurrencia!
y una madre
en la acera espera,
a que se ponga verde,
con sus niños
que no van a la escuela.
Ya un guardia multa
a un coche atravesado en una calle
casi ciega
y lo hace con muchas ganas
y fuerza,
se le nota enamorado de su trabajo
y de la pistola que asoma
su culata en la cartuchera.
Así la mañana transcurre a trompicones
y se me hace eterna.
Debe ser que las horas pasan
y uno lee la prensa
y ve lo de las elecciones
en Francia
¡Vaya sorpresa!
Debe ser que el león no ruge,
es de fibra de tronco de palmera,
y debe ser que la gente en el alma
tiene una campana que suena,
para cuando se siente
que el gran cuervo se acerca.
Debe ser que yo nací después de muchas guerras
y debe ser que las guerras me acompañan
y no hay treguas.
debe ser que los niños mueren de hambre
y de cientos de tragedias.
Debe ser que Dios duerme
o quizás sea que al Santísimo
le importa lo nuestro
lo mismo que cuando se lanza una moneda
y si sale cara te llevas un pastel de cerezas.
Debe ser que estoy cansado
que he leído cien poemas,
llenos de amores y de tragedias,
de sonidos de vals, pasodobles
charangas y música de verbenas,
de bellos pasajes propios
de historias para colocar en cartelera.
Debe ser que es de noche
y la temperatura invita a darle
vueltas a la cabeza.
Debe ser que mañana juega España
y estoy que no toco madera.
Debe ser que ustedes me estiman
y por eso yo me alargo,
no fuera el caso
que dejara
alguna palabra fuera de la cesta
y alguien mañana madrugara
y me cantara las cuarenta.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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