En el tren todo pasa,
pasan las estaciones,
la gente pasa,
se llenan los vagones
que se vacían en la siguiente parada,
se oyen conversaciones,
risas que resaltan,
los blancos con los negros de las nubes
a los viajeros acompañan,
los trenes llevan sus ritmos
y matracas, sus pesares
y odas a los enamorados
que en los asientos se aman.
Para el tren
y unos suben y otros bajan
y se oye al viento saludar
para cuando lloran sentires
las golondrinas que por el cielo marchan,
ya canta el tren una traviata,
especie de poema con su lirica cascada,
mientras las altas montañas
trasmiten sensaciones raras
en medio de un tendido electrico
que lanza ráfagas,
de extraña física cuánticas,
a las entrañas
de la ciudad que alberga
millones de almas,
y así el tren para y uno se baja
y todo queda en nada
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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