Es otoño a estas horas
y el verano no sabe
que en un almanaque
le han cortado las alas.
El sol ha salido
y las plantas del balcón
estos días se mojaron de lo lindo.
Un vecino ha puesto
una bachata
y ha llenado mi poema de ritmo.
En un piso de refugiados
en el tercer rellano
de la finca donde vivo,
unos bienvenidos venezolanos
me saludan con ese acento
ta prosaico y bonico
y yo les digo que tengo amigos
y amigas poetas
de ese su país tan querido,
y hablamos de Maduro
y lo duro que es
salir de la tierra
donde están enterrados los tuyos.
Gracias doy
a mí espíritu
por vivir en un país
donde los enemigos
solos los diviso
en los eternos silencios
que fábrica mi organismo.
Es otoño y me pongo a prueba,
subiré a esa montaña
con un monasterio derruido
para ver la cruz
que alguien allí puso
después de un elevado sacrificio.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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