Es bonito jugar con el contenido
de lo que no se dice,
de lo que se adivina
que esta
y por eso se sufre,
por el temple que se tiene,
por las limitaciones
de las oraciones
en las que se buscan
los sujetos
y estos no existen
y se va por ese motivo
hasta allí donde los sintagmas
beben aguas de diferentes ríos
para encontrar aquello
que aunque lo intuimos,
lo dejamos pasar
hasta llegar a ese punto,
en que se abre una compuerta
y caen la uvas del olvido.
Por eso escribo,
por lo que se,
por lo que intuyo,
por lo que leo,
solo por eso me encuentro
en este punto,
de dar alas a la imaginación
para así sin dejar de ser espiritualmente nulo,
poder al menos levantar la cabeza
para ver lo que pasa en el mundo.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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