jueves, 11 de agosto de 2011

POESÍA: PINAREJO EN LA MEMORIA

                     I
          
            PINAREJO

Cuando ya parecía que tu estampa
se perdía por esa mi memoria
vuelves a parecer
con más esplendor que nunca
como en aquellos años
de mi infancia
en que alegres colores blancos
te vestían de fiesta
y estabas así de esa forma
hasta que ese galán
siempre enamorado que es el sol
venía a lamer tu cuerpo frío
y dejaba tu piel tersa al descubierto.

Nunca contemplé
un territorio mejor conjuntado
que ese tuyo Pinarejo
aunque tu parto
no fue cuestión de un momento
sino de muchos instantes
y en el intervinieron
pastores, agricultores, jornaleros,
y mujeres hacedoras
de panes siempre tiernos.

Tu territorio era pura poesía
y eso se notaba
en que cada lugar y cada casa
tenía su encanto particular
y en que todo el conjunto disfrutaba
de una especial armonía.

Pinarejo dije en aquella mañana.
Pinarejo repetí al día siguiente
y ya a punto de cerrar los ojos creí ver,
en medio de un crepúsculo creciente
y de un sol ávido de sueño,
tus calles por las que de pequeño paseaba
cogido de la mano de mi madre
y de un hermano que me llevaba
hacia unos jardines
donde las hortensias crecían salvajes
y donde los caños de una fuente
tiraban agua y más agua que servía
para regar ese caudal de imaginación
que brota allí
donde la masa del cerebro es más gris.
Allí donde las silabas se unen
y se utilizan para glorificar tu nombre.


                  II

             UN DÍA

Naciste Pinarejo un día
en que las alondras volaban distraídas
por alguna de esas alamedas
procurándose nidos para criar a sus criaturas
y alguien dejo caer una pregunta
y la respuesta fue
en ese pinar viejo de ricas aguas
quiero que se construya un pueblo
con su iglesia y plaza,
con su almacén de granos y tahona,
con su posada y taberna,
con su ayuntamiento y gentes que me sirvan.

Y fue así como distes a luz Castillo de Garcimuñoz
a un hijo que te sirvió lo mejor que pudo
durante una parte de la historia
hasta que ya llegado un momento este adulto te pidió
querer él seguir escribiendo su historia
y en estas estamos Pinarejo
en que padre e hijo cada uno hace su vida
y se guardan un respeto y una compostura
que no siempre fue tan pacífica.

                   III
           
           TUS OJOS

Porque todo crece ante tus ojos
e igual que el día da paso a la noche
y los minutos a las horas
la alegría que florece en tus mejillas
se ve compensada
con ese brillo de tus pupilas
materializado en el verdor de las siembras
y el fruto de los árboles
que desde siempre inundan los espacios
y se convierten en un regalo primoroso
en las despensas de las casas.

Aceites vírgenes de oliva,
tan vírgenes como las diosas vestas
de los templos griegos y romanos
han servido de delicado condimento
y desde siempre han estado allí
en las mesas de los más ricos y de los más pobres
dulcificando y dando sabor a los alimentos.

Y en esto los pinarejeros eran agradecidos,
por eso te recolectaban con cuidado
y te llevaban a la almacera
donde pasarías a ser dorado liquido
de estómagos agradecidos.

Tierras y más tierras se extienden a sus anchas
y van más allá
de donde la vista alcanza a ver y a entender
mientras siembras y barbechos,
conviven en una perfecta armonía
que perdura desde aquellos días
en que el terreno se convirtió
en la única forma posible de vida.

              IV
      ANTIGUEDAD

En los silencios
de los blancos paredones
y de aquellas parideras
donde venían a nacer
los corderos
yacen parte de esos misterios
que son tu historia
y nuestras vidas.

Me adentro
por esa parte de tu territorio
y descubro retazos
de esa prehistoria antigua
y de esas culturales materiales
que buscaron en Pinarejo
el lugar donde echar raíces.

Son tierras fértiles
de aguas y caza abundante
y buena materia prima
las que trajeron
hasta estos confines precisos
a hordas de diferentes culturas.

Fue así como Pinarejo se convirtió
en una tierra colonizada
y tras los primeos pobladores llegaron
gentes de otras latitudes
siempre buscando lo mismo
hasta que por fin un día
el nomadismo dio paso
a otras formas de vida.

Aparecieron poblados colocados
sobre pequeñas motillas,
cerca de donde corría el agua,
cerca de donde había caza selectiva,
y cerca de vías de comunicación
que podían ser fácilmente vigiladas y defendidas.

José Vte.Navarro Rubio







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