Me viene ya casi a la hora de dormir
otra receta
que me sirvió a mi
para eso de poder decir
que en esto de cocinar
hay más de predisposición
que de cualquier otra cosa que se tenga por excepcionalidad lisonjera.
Vayamos al hecho
y que este sea concreto
y dicho esto
presten atención
y como siempre
ya saben que yo
me pongo mandil
a la hora de freír
o delantal
a la hora de yantar.
Hoy toca
tengamos presente que en Pinarejo
el sol pega
desde que sale
hasta que se va por alguna cuesta
y que por ello
y debido
a que en aquellos días
las cuevas era
la zona de la casas más frescas,
me viene a la cabeza
hacer una receta
de esas que todos probamos
casi seguro
que para los días de cuaresma
y esta
es
tal y como aquí se cuenta
bacalao rebozado en harina
y huevos de corral de donde los hubiera.
Era el bacalao de Vizcaya
y venía el camión a la plaza
y allí sobre la pared
de la casa de la Llanos
se vendía el pescado
ya fueran sardinas, o bacalao
a toque de trompeta.
Coger el bacalao
al tiempo que se pone a fuego lento
una sartén de aquellas
con hollín hasta las cejas
y dentro de ella
aceite de cualquier parcela
a todo esto que esta sea
de Pinarejo que es lo que viene a cuenta.
Rebozar el bacalao
y dejarlo sobre una fuente
y a todo esto no olvidar cerrar la gatera
pues si hay entre los presentes gatos
o gatas ellas
puede que el bacalao termine en boca ajena.
Bien rebozado el bacalao en harina y huevo
se deja
como quien
nunca ha roto una teja
en la sartén con mucha delicadeza
y queda,
solo queda
dar tres o cuatro vueltas
y después sacar
y comer ya sea frito o caliente
con pan y vino blanco
pisado y colocado en tinaja de barro allí donde la oscuridad reina.
Han visto
como en Pinarejo
se comía
con tan delicadeza
que desde hace siglos se dice
que si en Pinarejo se echa novia
y esta es buena cocinera
ya sabe
la que le espera.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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