jueves, 4 de julio de 2013
POESÍA: PINAREJO Y AQUELLOS VIEJOS CASINOS YA DESAPARECIDOS
En los viejos casinos
se hablaba de todo un poco
ya fuera en la barra
sorbiendo de un vaso
un poco de vino blanco o tinto
en aquellos días de dictadura dura
que se intuía con solo sacar el hocico
a la esquina del Molinillo
o jugando a las cartas
mientras se observaba al contrincante con el rabillo del ojo
con mucho disimulo.
Pinarejo ausente al desarrollo industrial
de una España cautiva en un bolsillo
no daba de comer
a muchos de sus hijos
y como si fuera una madre
que quiere lo mejor para esa prole que en la mesa mira el puchero sin perder de vista el objetivo
lloraba cuando estos marchaban para volver
en vísperas de fiestas
o de recolectar el trigo.
Barras de casinos
servían para hincar el codo
y olvidarse por horas o minutos
de ese infierno diario
que era el volver a casa
con telarañas en los bolsillos.
Recuerdo entre ellos,
bares, o casinos,
el de Paquillo o el de Joaquín o el del Torcido
con cantes, y juergas que llegaban
hasta que el dueño decía es hora de recogerse amigos.
El casino, la Plaza y la Carrera
con su esquina del Molinillo
eran los lugares preferidos
para hablar de lo que se podía,
cerrar tratos y matar esos ratos largos y tendidos
antes de volver a la rutina esa que sacaba de quicio.
Y más arriba
por encima de los últimos tejados
que hacían de fieles testigos
las eras servían para bolear y pasear a las horas de menos calores y fríos.
Pinarejo entre brincos,
saltos y juegos divertidos
con poco más que un aro de metal,
un balón con su vientre de trapos revestido
y una trompa de púa de piano
girando alrededor de su pequeño mundo.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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